jueves, 11 de abril de 2013

Electrocity

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Este último mes hemos jugado a un juego, valga la redundancia, llamado Electrocity, cuyo objetivo del juego es conseguir una población medioambiental y energéticamente óptima en la que los ciudadanos tengan el nivel de vida más feliz posible y, de paso, una ciudad lo más rica posible.

En cuanto a mi experiencia, he de decir que me ha costado bastante cogerle el tranquillo al juego porque en la mayoría de partidas que he disputado, o he conseguido una población muy baja y con una riqueza muy pobre o a mitad de partida me he arruinado o me quedaba con una población inferior a los 1000 habitantes, motivos por los cuales se pierde la partida. Eso sí, siempre tenía a los habitantes con la máxima felicidad y los niveles de sostenibilidad energética y medioambiental eran óptimas. Esto me ocurría porque no le sacaba el máximo partido a las prestaciones del juego y no tomaba las decisiones adecuadas. Lo hacía era, primero, subir al máximo los impuestos para conseguir una inyección inicial de dinero, luego bajarlos, a continuación aplicar los planes sociales en la ciudad y ponerme a construir una central hidroeléctrica y estaciones eólicas, las cuales no sabía exprimir al máximo y eso provocava que perdiera dinero, y claro, a la mínima que tenía un poco más de mil dólares (que era en contadas ocasiones) me ponía a construir parques nacionales porque me habían dicho que eso le gustaba mucho a la población. Sí, efectivamente, gracias a esto lograba recuperar gran parte de las caras que indican la felicidad de la población pero lo único que conseguía era arruinarme porque gastaba más que ingresaba y, encima, consumía más energía de la que producía.

Sin embargo, eso ha cambiado. He cambiado mi estrategia (en parte gracias a la ayuda de mis compañeros) de gestión de la ciudad y he conseguido triunfar. En la última partida que he jugado he conseguido 1.400.000 habitantes con un nivel de felidad máximo y he obtenido unos beneficios de 70.000 dólares. En cuanto al nivel de sostenibilidad, el energético ha sido justito y el medioambiental, óptimo. He conseguido esta eficacia porque he sabido sacar el máximo provecho de los turnos y gracias a eso he logrado hacer una grandísima cantidad de cosas. He aplicado los planes sociales de la ciudad (como siempre he hecho), he construido tres "farmland" de la máxima categoría, dos centrales hidroeléctricas también del máximo nivel, he construido dos "paper mill" del nivel más alto, he puesto una central nuclear y he instalado tres estaciones eólicas también de la categoría más alta. Además, en lo referido a las infraestructuras dirigidas a "la población", he erigido tres resorts de esquí, tres parques nacionales y una playa, cosa que ha causado un gran incremento de la población y que la felicidad fuera de diez sobre diez. Con todo esto, he alcanzado una nota de gestión de 92 puntos sobre 100.

De todo esto, de la experiencia sobre Electrocity, de mi lenta adaptación al juego y de los problemas sufridos, he sacado como conclusiones que gestionar una ciudad, por muy pequeña que sea, es complicadísimo y que todas las gestiones y decisiones están interrelacionadas e intimimamente ligadas. Para que la ciudad salga adelante, hay que combinar y equilibrar todas las decisiones. No se puede construir una central hidroeléctrica o una estación de esquí y gastar diez o doce turnos en construirlas; las grandes construcciones hay que hacerlas todas a la vez si se cuenta con suficiente dinero. Si no es así, hay que ir haciéndolas poco a poco y vigilando el dinero, la población, su nivel de felicidad y todas las combinaciones de gestión con las que se puede triunfar o fracasar.

En definitiva y en mi opinión, si te adaptas desde el principio y bien al manejo de Electrocity puede ser un juego de logística que puede gustar mucho y ser divertido. Por el contrario, si no te cuesta adaptarte al juego, pillarle el truco y entenderlo, puede ser un juego difícil que se puede hacer un poco cuesta arriba. Pero si te ocurre esto, consigues superar el trance y pillarle la buena tecla, el juego puede resultar tan satisfactorio y divertido, o más, como al que lo pilló bien desde el principio. Y para concluir definitivamente, hay una cosa que me ha quedado bien clara: a la población le gusta que le den todo hecho y no mover un dedo por su ciudad; si algo no le gusta, lo boicotea, se marcha, te arruina y te hunde. Así que todos tendríamos que colaborar más en esta sociedad para conseguir todo lo que reclamamos, deseamos y exigimos para mejorar nuestro nivel de vida.